Marrakech es una ciudad de Marruecos antigua pero cosmopolita y llena de vida. Centro religioso, cultural y económico de su región, es famosa también por sus gentes de espíritu abierto.
La medina es la ciudad vieja y se extiende dentro de los muros de barro que dieron a Marrakech el sobrenombre de la Ciudad Roja. Se caracteriza por su entramado de calles estrechas y sinuosas, con mercadillos y bazares que funcionan a un ritmo frenético. Los barrios modernos rodean este casco antiguo, dando a la ciudad un toque más contemporáneo.
Marrakech se sitúa al abrigo de la cordillera del Atlas. El caos de los mercados convive con la serenidad de los spa y las zonas verdes que se ubican en sus alrededores. Aún hoy existen numerosos jardines, como los de la Menara y los de Majorelle.
Marrakech es una de las cuatro capitales del antiguo Imperio bereber de Marruecos, que gobernó desde el siglo XI. En la actualidad aún se conservan algunos monumentos de aquella época gloriosa, como las murallas construidas en 1122 o la mezquita Koutoubia de 1199.
El zoco Semmarine y la Rue Mouassine son ejemplos del mágico mundo de los bazares tradicionales de las medinas. Al norte de la plaza de Yamaa el Fna encontrarás zocos en los que comprar de todo: alfombras, ropa, orfebrería, cuero, antigüedades, etc.
Como cruce de caminos entre las culturas bereber, árabe, andalusí y mediterránea, la gastronomía de Marrakech es rica y sabrosa. El cuscús es la base de todo, junto con el aceite de oliva y especias como la menta, la canela o el jengibre. Algunos platos tradicionales son el tajín, estofado de carne con especias en recipiente de barro, o la pastilla, pastel de hojaldre con carne.
Los spa o hammams son baños tradicionales en Marrakech que aún hoy se emplean con fines de relajación, bienestar y belleza. Los hay de lujo en hoteles y riads, pero también encontrarás baños públicos como el Hammam Dar el-Bacha, el más grande de la ciudad. No obstante, suele haber restricciones en la entrada.
Marrakech está situada al norte de la cordillera del Atlas, donde se puede practicar senderismo e incluso esquiar en invierno. Hacia el sur se encuentra el valle del río Ourika, un lugar muy recomendable para realizar excursiones en la naturaleza.
En la vibrante plaza de Yamaa el Fna descubrirás la verdadera vida social de la ciudad. Sus vendedores omnipresentes ofrecen comida, zumos de naranja, tatuajes de henna, etc. También encontrarás oficios sorprendentes, como adivinos o encantadores de serpientes.
La gran medina de Marrakech es un auténtico laberinto lleno de callejones, que parece retrotraernos varios siglos atrás, con zocos y curtidurías tradicionales. No dejes de visitar la Madrasa Ben Youssef, una escuela milenaria de espectacular arquitectura y decoración.
Jardín y museo al mismo tiempo, el Jardín Majorelle posee 12 hectáreas y una preciosa flora autóctona que rodea las paredes de azul cobalto. También alberga una gran variedad de especies de aves. Aquí se encuentra el Museo de Arte Islámico de Marrakech, con obras maestras del arte local.
En el Palacio de la Bahía, levantado en el siglo XIX, la arquitectura islámica alcanza un nivel espectacular. Su preciosa simetría de mosaicos y grabados te encantarán, como le ocurría a sus moradores: el gran visir y su harén compuesto por infinidad de mujeres. El Palacio El Badi es otro monumento imperdible, aún más antiguo que el Palacio de la Bahía.
Las comunidades bereberes habitan los intrincados valles del Atlas desde tiempos inmemoriales. Atrévete a realizar una excursión de senderismo desde Imlil que te conducirá por aldeas en las que el tiempo parece haberse detenido. Y si eres un montañero más exigente, la cima del Toubkal, la más alta del norte de África, será una meta interesante que te puedes marcar.
En la vibrante plaza de Yamaa el Fna descubrirás la verdadera vida social de la ciudad. Sus vendedores omnipresentes ofrecen comida, zumos de naranja, tatuajes de henna, etc. También encontrarás oficios sorprendentes, como adivinos o encantadores de serpientes.
La gran medina de Marrakech es un auténtico laberinto lleno de callejones, que parece retrotraernos varios siglos atrás, con zocos y curtidurías tradicionales. No dejes de visitar la Madrasa Ben Youssef, una escuela milenaria de espectacular arquitectura y decoración.
Jardín y museo al mismo tiempo, el Jardín Majorelle posee 12 hectáreas y una preciosa flora autóctona que rodea las paredes de azul cobalto. También alberga una gran variedad de especies de aves. Aquí se encuentra el Museo de Arte Islámico de Marrakech, con obras maestras del arte local.
En el Palacio de la Bahía, levantado en el siglo XIX, la arquitectura islámica alcanza un nivel espectacular. Su preciosa simetría de mosaicos y grabados te encantarán, como le ocurría a sus moradores: el gran visir y su harén compuesto por infinidad de mujeres. El Palacio El Badi es otro monumento imperdible, aún más antiguo que el Palacio de la Bahía.
Las comunidades bereberes habitan los intrincados valles del Atlas desde tiempos inmemoriales. Atrévete a realizar una excursión de senderismo desde Imlil que te conducirá por aldeas en las que el tiempo parece haberse detenido. Y si eres un montañero más exigente, la cima del Toubkal, la más alta del norte de África, será una meta interesante que te puedes marcar.
En Marrakech podrás comer como un rey, con menús asequibles de varios platos. Al Fassia, gestionado por mujeres, ofrece platos tradicionales marroquíes como tajines, con precios desde 140 درهم por comensal. Gastro MK, en la medina, propone una experiencia más europea con cinco platos, a un precio también más europeo: 650 درهم por persona. Y si quieres comer algo al vuelo, puedes hacerlo en establecimientos como el Bakchich Café, con ensaladas o sándwiches por 15 درهم.
Marrakech tiene un clima semiárido, con una enorme oscilación térmica entre el día y la noche. En julio y agosto, las temperaturas pueden superar fácilmente los 40 ºC durante el día, por lo que no resulta el periodo más recomendable para viajar a la ciudad. Sí lo es primavera y otoño, con medias más agradables, en torno a 25 ºC. Ten en cuenta que si visitas Marrakech durante el Ramadán, la actividad diurna se verá drásticamente reducida.
El aeropuerto internacional de Marrakech-Menara (RAK) se encuentra a unos 10 kilómetros de la medina. Hay vuelos directos desde las principales capitales europeas, aunque las conexiones desde América suelen hacer escala en Casablanca. Una carrera en taxi hasta el centro no debería superar los 120 درهم. El autobús 19 también lleva a la ciudad, el billete cuesta 30 درهم.
A la estación central, llamada Gare de Marrakech, llegan líneas directas desde Casablanca, Tánger o Fez, de la compañía ONCF. Desde la capital de Marruecos, Rabat, el precio del billete más barato ronda los 127 درهم.
Marrakech está conectada con el resto de Marruecos mediante carreteras y autopistas importantes, como la N8 y la N9. La A7 es la vía más rápida desde Casablanca, que además llega hasta Agadir.
Las principales compañías que operan en el país son CTM, Pullman du Sud y Supratours. A la gran estación de autobuses de Bab Doukkala llegan autobuses de ciudades como Rabat, Fez, Tánger, Agadir y Casablanca. Desde esta última, hay billetes disponibles a partir de 90 درهم.
La medina. Es el verdadero corazón de la ciudad. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, rebosa vida con sus monumentos, mezquitas, cafés y tiendas artesanales. Junto a ella se ubica el Mellah, el antiguo barrio judío.
Gueliz. Es, sin duda, la cara más renovada de Marrakech. Aquí se localizan el Teatro Real y la nueva estación de tren, además del Jardín Majorelle y el Museo de Arte Islámico.
Hivernage. Otro barrio de aire moderno ubicado en el distrito Ville Nouvelle, donde encontrarás clubs nocturnos y los restaurantes de moda de la ciudad. Muchos de los hoteles de lujo se encuentran precisamente aquí.
La empresa encargada de gestionar la red de autobuses públicos de la ciudad es la española Alsa. La tarifa estándar de un billete asciende a 4 درهم. Sin embargo, hay billetes turísticos de 24 y 48 horas a precio asequible.
Las tarifas del grand taxi son negociables mediante el clásico regateo. Es posible que te encuentres a varios conductores que quieran llevarte al mismo tiempo, así que tendrás que sacar a relucir tus mejores dotes de negociación. El petit taxi, de uso urbano, sí posee taxímetro, aunque a veces "no funciona" y su conductor tratará de negociar. La bajada de bandera normal ronda los 7 درهم, el mismo coste que el precio por kilómetro.
Hallarás coches de alquiler en empresas como Sixt o Medloc Maroc. En Marrakech pagarás unos 190 درهم al día por un vehículo compacto. Eso sí, ármate de paciencia y atención, pues las carreteras marroquíes son a menudo caóticas.
Además de los animados zocos de la medina, descubrirás tiendas modernas a lo largo de la Avenue Mohammed V en Gueliz. Allí también se ubica el gran centro comercial Carré Eden y el Menara Mall. Otra opción moderna es Al Mazar, cerca de los Jardines de Agdal, con teatros y áreas infantiles.
Las principales cadenas de supermercados en Marrakech son Metro, Marjane, Carrefour y Aswak Assalam, todos ellos con precios razonables: una docena de huevos puede costar unos 14 درهم. También son muy comunes las tiendas a pie de calle donde se venden productos básicos como aceite, harina o azúcar.