Aix-en-Provence es uno de los destinos más atractivos del sur de Francia. Más rico que Marsella, más barato que París y con 300 días de sol al año, es ideal para escapadas románticas y plácidos veraneos.
Se encuentra a poca distancia en coche de las playas de la Costa Azul y de las pistas de esquí de Gap. Además, está en el corazón de la Provenza, rodeada de campos aromáticos de lavanda, girasoles y antiguos olivares.
Aquí nació Cézanne. Quizás por ello ofrece suficientes atracciones culturales e históricas para satisfacer al viajero más exigente. Recorre sus serpenteantes calles medievales del centro histórico, explora las ruinas romanas próximas a Arlés o relájate saboreando un buen café.
Si das un paseo por Cours Mirabeau, la avenida principal de Aix-en-Provence, junto a las antiguas murallas de Aix, no debes perderte sus famosísimas fuentes. Construidas en los siglos XVII y XIX, incluyen la de Mossy, la de los Nueve Cánones, la del Rey René y la Rotunde, que es la mayor y se asienta vistosamente sobre una base de leones.
Los aficionados al arte adoran Aix-en-Provence porque fue el lugar de nacimiento de Paul Cézanne, uno de los pintores postimpresionistas más importantes. Te recomendamos visitar el estudio Lauves, en el que trabajó el artista, y su casa familiar. Tanto la vivienda como el parque de Gastide du Jas de Bouffan se encuentran abiertos al público. Otro lugar de interés son las Canteras Bibémus, hasta las que puedes conducir para admirar el paisaje inspirador de muchos de sus cuadros. Una visita guiada por los tres sitios te costará 12 EUR.
Cézanne adoraba la majestuosidad de la montaña Sainte-Victoire, por lo que la incorporó en varias de sus mejores obras. Anímate a realizar una excursión de senderismo entre llamativas estampas de la campiña provenzal. Si visitas Aix-en-Provence en invierno, la cercana Gap cuenta con pistas de esquí y de snowboard estupendos.
Fundada por Sextius Calvinus en 122 d. C., Aix-en-Provence tomó el nombre de un manantial: Aquae Sextiae. Todavía puedes visitar los Baños Thermes Sextius, datados en el siglo XVIII. Construidos en el sitio romano original, durante muchos años fueron los favoritos de Winston Churchill. Un pase de día te costará 90 EUR. Durante la edad de oro, el buen rey René (1409-1480) introdujo la literatura, el teatro, el arte y la uva moscatel. No te pierdas Entremont, un pueblo galo excavado fechado en el siglo II, y descubre el carácter único de la región en el Museo de Historia Natural.
Rodeada por el macizo de Luberon, sobre un sinuoso terreno de viñedos, olivares y campos de lavanda, Aix-en-Provence está a solo media hora de Marsella y Niza. Está muy cerca de la Costa Azul y a pocos minutos de la montaña. Se trata de un destino que atrae a los amantes de la naturaleza, los gourmets, los aficionados al deporte y los turistas románticos.
Barrio Mazarin transmite la tranquilidad típica del sur de Francia. Al sur de Mirabeau encontrarás un plan urbano de cuadrículas de calles con numerosos "hoteles particulares", que en su origen fueron construidos para albergar a ricos comerciantes y nobles provenzanos. Actualmente, la zona histórica está repleta de hoteles boutiques, cafeterías con encanto y tiendas de artesanía local. Se trata de un enclave residencial tranquilo y agradable.
La larga avenida arbolada es el punto central del comercio y el entretenimiento en Aix-en-Provence. Está plagado de restaurantes, bares y tiendas para turistas, con un servicio excelente. En función de los días encontrarás distintos mercados: los lugareños acuden a ellos para hacer sus compras. En el centro de Mirabeau está la antigua Fuente del Rey René, que rinde homenaje a René de Anjou.
La catedral de Saint-Saveur es la Notre Dame de París en Aix-en-Provence. No hay nada más imponente como su fachada. Es un templo católico romano convertido en destino turístico habitual y monumento nacional francés. Incluye elemento románticos, góticos y neogóticos, pues sufrió diversos procesos de reconstrucción entre los siglos XII y XIX. Contiene magníficas obras de arte religioso de Nicolas Froment, Louis Finson y Jean Daret. Si te fijas en el programa antes de visitarla, podrás disfrutar de un estupendo recital de órgano nocturno o de un coro en Navidad.
Si te gustan la pintura, la escultura y la arqueología, el Museo Granet se convertirá en tu destino preferido. En él puedes ver obras de artistas internacionales como Renoir, Ingres, Cézanne y Van Gogh. Está en el centro y se encuentra rodeado de locales en los que tomar un vino charlando sobre arte.
Las ofertas culturales en las afueras de la ciudad son muy atractivas. Especialmente las impulsadas por la Fundación Vasarely, que recoge las obras de Victor Vasarely. Son pinturas colosales con formas abstractas y colores audaces que constituyen verdaderas piezas maestras contemporáneas.
Barrio Mazarin transmite la tranquilidad típica del sur de Francia. Al sur de Mirabeau encontrarás un plan urbano de cuadrículas de calles con numerosos "hoteles particulares", que en su origen fueron construidos para albergar a ricos comerciantes y nobles provenzanos. Actualmente, la zona histórica está repleta de hoteles boutiques, cafeterías con encanto y tiendas de artesanía local. Se trata de un enclave residencial tranquilo y agradable.
La larga avenida arbolada es el punto central del comercio y el entretenimiento en Aix-en-Provence. Está plagado de restaurantes, bares y tiendas para turistas, con un servicio excelente. En función de los días encontrarás distintos mercados: los lugareños acuden a ellos para hacer sus compras. En el centro de Mirabeau está la antigua Fuente del Rey René, que rinde homenaje a René de Anjou.
La catedral de Saint-Saveur es la Notre Dame de París en Aix-en-Provence. No hay nada más imponente como su fachada. Es un templo católico romano convertido en destino turístico habitual y monumento nacional francés. Incluye elemento románticos, góticos y neogóticos, pues sufrió diversos procesos de reconstrucción entre los siglos XII y XIX. Contiene magníficas obras de arte religioso de Nicolas Froment, Louis Finson y Jean Daret. Si te fijas en el programa antes de visitarla, podrás disfrutar de un estupendo recital de órgano nocturno o de un coro en Navidad.
Si te gustan la pintura, la escultura y la arqueología, el Museo Granet se convertirá en tu destino preferido. En él puedes ver obras de artistas internacionales como Renoir, Ingres, Cézanne y Van Gogh. Está en el centro y se encuentra rodeado de locales en los que tomar un vino charlando sobre arte.
Las ofertas culturales en las afueras de la ciudad son muy atractivas. Especialmente las impulsadas por la Fundación Vasarely, que recoge las obras de Victor Vasarely. Son pinturas colosales con formas abstractas y colores audaces que constituyen verdaderas piezas maestras contemporáneas.
Los Calissons d'Aix son dulces romboidales de la época del Buen Rey René. Cómpralos en Béchard, en Cours Mirabeau, Philippe Segond y Léonard Parli. El Café Brasserie le Grillon y Les Deux Garçons son muy recomendables. En este último, Cézanne, Renoir y Monet eran clientes. Almorzar en una brasserie básica cuesta 20 EUR y una cena de tipo medio, 45 EUR.
Aix-en-Provence se puede visitar en cualquier época del año, pero la mayoría prefiere hacerlo de mayo a septiembre, en temporada alta. En esta época los campos de lavanda están en plena floración. En otoño, durante la cosecha, y en primavera, cuando la ciudad florece, también son buenos momentos para visitarla. En invierno, la proximidad de las estaciones de esquí y los mercadillos navideños le confieren encanto.
El aeropuerto más cercano está en Marsella, a 32 km. Cada media hora sale un servicio de traslado, cuyo trayecto se realiza en media hora. El precio es de 7,80 EUR. Si prefieres coger un taxi, te costará 70 EUR.
Los trenes rápidos TGV son una buena opción de movilidad. Viajar desde París dura menos de 3 horas y cuesta 25 EUR. Los trenes llegan a la estación de Aix-en-Provence, a las afueras de la ciudad. Para ir al centro, toma un autobús regular por 4,30 EUR.
Esta ciudad se encuentra cerca de varias rutas principales. Por la autopista A7 llegarás desde Marsella o Lyon, antes de conectar con la A8. Si viajas desde el sudoeste o desde España, usa la A9. Desde Italia, la Costa Azul y Niza, la ruta adecuada es la A8.
La mayoría de las grandes ciudades de Francia están conectadas por autocar con Marsella. Para llegar a Aix-en-Provence puedes tomar un autobús que tarda media hora y cuesta 7,80 EUR.
1. La Ciudad Vieja incluye algunos de los edificios más imponentes de la ciudad, como el Ayuntamiento y la Catedral de Saint Sauveur.
2. El Distrito de Villeneuve se encuentra al este del Palacio de Justicia. Es una zona residencial exclusiva, con casas adosadas elegantes.
3. Cours Mirabeau es una de las zonas más concurridas y vibrantes. La avenida arbolada, llena de fuentes y grandes casas, es su punto neurálgico.
Aunque muchas partes de la ciudad se pueden recorrer andando, ofrece un buen servicio de autobús urbano y hasta los pueblos cercanos. Un viaje cuesta 1,20 EUR y, el bono de 10, 8 EUR.
En las zonas turísticas de Aix-en-Provence encontrarás numerosos taxis. Su tarifa arranca en 3,50 EUR y el coste adicional es de 1,70 EUR por kilómetro.
Alquilar un coche es perfecto para explorar el entorno. En Hertz, por ejemplo, te costará 40 EUR al día.
Las sinuosas calles del casco antiguo están plagadas de tiendas de ropa, libros, artesanías y joyas. Si te gustan las firmas, Les Allées Provençales es lo mejor. En el centro comercial Carrefour encontrarás artículos para el hogar, alimentación y productos electrónicos.
Los mercados callejeros de Aix-en-Provence te permiten adquirir excelentes productos frescos. Y, también, los supermercados Monoprix y Coccimarket. Tomarte medio litro de cerveza de barril en un bar te costará 6,34 EUR y, un refresco de cola, 1,94 EUR.